Entrevistamos a Iván Larra y exploramos el alma humana a través de sus esculturas
EsculturaEl arte, en sus diversas manifestaciones, tiene el poder de revelar la esencia de la humanidad, de capturar la profundidad de las emociones y de ofrecer una visión única del mundo que nos rodea. Iván Larra, un destacado escultor cuya obra ha trascendido fronteras y ha dejado una huella indeleble en la escena artística contemporánea, nos brinda en esta entrevista exclusiva que ha concedido a Subasta Real, una mirada fascinante a su vida, su inspiración y su compromiso con el arte. Gracias por invitarnos a explorar las complejidades del alma humana a través de la escultura.
Subasta Real. Pequeña Biografía
Iván Larra. Estudios de gráfica y fotografía realizados desde 1999 y de escultura a partir de 2014, así como residencias y becas de formación en el extranjero (Japón y China) me han permitido desarrollar una obra que ha sido mostrada en numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas dentro y fuera de España. He recibido premios en diferentes certámenes y cuento con obra en museos e instituciones como el Centro de Arte 2 de Mayo, el Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid, la Biblioteca Nacional y la Calcografía Nacional, entre otros.
S.R. ¿Cómo describirías tu trabajo?
I.L. Mi trabajo interpreta el mundo y quienes lo habitan a través de lo esencial y común a todos los seres humanos y sus culturas: el cuerpo que habitamos. Se podría decir que en él no aparece una belleza obvia, sino que apela a algo transcultural, mestizo, y exótico, a una belleza del cuerpo que reside en la gestualidad, donde normalmente no la buscamos. Son figuras que a través de su postura corporal generan atmósferas emocionales y sensibles, estableciendo vínculos con el que las observa. Gestos que transmiten fragilidad, orgullo, poder, vulnerabilidad, seducción o soledad, que comunican mediante ese código visual que todos compartimos y reconocemos. Con cada pieza que realizo intento hablar de lo Universal del Ser Humano, partiendo de lo concreto, de la singularidad del cuerpo particular del modelo, sea este real o imaginado.
S.R. ¿Cuál es la obra que más te ha gustado hacer? ¿Cuál es tu obra favorita?
I.L. Realmente no puedo decir que una obra me haya gustado más que otra en cuanto a su ejecución. Todas y cada una de ellas han tenido momentos de entusiasmo, de ilusión, de disfrute del trabajo, y también momentos de frustración y de desánimo. La creación tiene mucho de confrontación con uno mismo.
Cada obra es un proyecto y tiene sus luces y sombras relacionada con la dificultad, mayor o menor, en llevarla a cabo. Puedo decir que he vivido intensamente la realización de todas ellas.
S.R. Describe quién eres. ¿Por qué te dedicas al arte? ¿Qué te apasiona?
I.L. En 1992, visitando la exposición universal de Sevilla, al entrar en un pabellón que reunía a varios estados africanos pertenecientes a lo que fue el África occidental francesa, experimenté de forma súbita un particular síndrome de Stendhal. El motivo: la presencia de una mujer negra.
Resultado de esa experiencia estética —tan insoportable su belleza— fue retirar de forma inmediata mi mirada, seguir con los ojos el suelo y salir, salir apresuradamente del pabellón. La sensación en el momento en que encontré su imagen fue el de una electrocución.
El resto del día quedo perturbado, arruinado…
Ese mismo año emprendí un viaje iniciático a través de Burkina Faso, Ghana y Costa de Marfil. De forma pueril, inútil y mística, buscaba que el destino me la volviese a mostrar.
La búsqueda de la experiencia estética a partir de la morfología del cuerpo de los seres humanos en general y de las mujeres en particular, bien pudo armarse y hacerse consciente a partir de este episodio.
La corporalidad, como reflejo de actitudes y estados de ánimo o la recreación de los mitos clásicos desde una visión contemporánea, son el hilo conductor de mi trabajo, un trabajo que busca mostrar la comunión entre la realidad que se manifiesta mediante las formas y la que viene sublimada desde lo anímico, desde la naturaleza emocional del individuo expresada a través de la acción, la postura, la gestualidad del cuerpo.
La evocación de lo clásico es también algo presente en muchas de las obras. La idea de ruina, a través del material roto, de la oxidación y las pátinas del metal, como testigo del paso del tiempo y de la finitud de las cosas, pero que, paradójicamente, también transmite una idea de supervivencia, de resistencia al paso del tiempo y, por tanto, de eternidad.
El bronce, el gres y en ocasiones la madera o el hierro, materiales tradicionales, pero a la vez dotados de nobleza, son la materia prima en la que se ejecuta la mayor parte de la obra.
Creo que, desde que tengo uso de razón, he contado con un motor interno muy poderoso, una especie de atracción por las imágenes, las figuras, las formas, los objetos y su morfología que en muchas ocasiones mutaba en vívido interés y en algunos casos llegaba a convertirse en fascinación. Un último estadio, mucho más excepcional, me llevaba a fijar este afecto en algunas pocas cosas, como si se tratase de auténticos “fetiches”. Me nacía así un interés por una especie de planta en particular, la Barbie con la que jugaba mi hermana, una locomotora diésel, un animal extinto, la figura de un indígena, el camuflaje de un avión militar, un edificio abandonado o la imagen de una mujer … ocurre así y con todo tipo de elementos.
Se trata simple y llanamente de una fascinación por las imágenes que siempre me ha acompañado, de la misma manera que un perro no puede evitar olfatear todo lo que desprende algún aroma. Yo he vivido y vivo por y para las imágenes.
Es esta atracción la que me ha conducido al intento de retener, a través de la representación, el momento, el instante lábil y efímero en el que viven las imágenes justo antes de desaparecer inexorablemente en un mundo en continuo movimiento.
Pero no es solo esto, también creo en el lenguaje que se oculta en el interior de los arte-factos, en su verdad profunda, que en algunas obras brota espontáneamente y se hace visible a todo el que las contempla, y en otras se oculta, se hace esquiva, dejándose ver tan solo desde un determinado ángulo, con una luz determinada o manifestándose a tan solo algunas de las personas que las observan.
Este camino en pos de las imágenes ha sido largo, intenso y fructífero, pero a la vez ha sido difuso, lento, desgastador y comprometido. He tenido diferentes etapas: la pintura, la obra gráfica, el dibujo y la fotografía, que han supuesto experiencias, encuentros, formas de profundizar en la aprehensión de las formas, caminos diferentes que finalmente me han conducido hasta la escultura figurativa, en el momento en que las dos dimensiones del plano se revelaron insuficientes.
S.R. ¿Cuál sería el encargo profesional que más te gustaría hacer?
I.L. El proyecto que más me gustaría llevar a cabo sería la realización de escultura pública de gran formato. Creo y reivindico la contribución de la escultura a la construcción del espacio público y la generación de elementos dotados de significado tanto en la ciudad como en espacios naturales.
S.R. ¿Crees que como artista tienes alguna responsabilidad extra de la que nadie habla?
I.L. No creo demasiado en la responsabilidad de los artistas o, mejor dicho, no creo que lo que hagamos los artistas tenga una responsabilidad mayor de la que tiene lo que hacen las otras personas que configuran nuestra sociedad. La gente que trabaja en la ciencia, en educación, los medios de comunicación, el mundo de la moda, los políticos, los funcionarios, los escritores, los empresarios… son tan responsables como los artistas del mundo que se está configurando. Somos necesarios, pero no más que los demás.
S.R. ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
I.L. En la actualidad estoy preparando una exposición que se inaugurará en noviembre en una galería en el Sur de Francia. En este mes de septiembre se inaugura también una exposición colectiva en el Palacio del Infante Don Luis en Boadilla del Monte en la que presentaré una pieza de escultura junto a obra de reconocidos artistas figurativos con Antonio López, Eduardo Naranjo, Cristóbal Toral y Golucho entre otros.