La "Pintura Matérica" en Antoni Tàpies

Personajes famosos Tàpies

La creación artística de mediados del siglo XX rompió con todas las tendencias fijas y encasilladas de los años precedentes. Surgieron movimientos vanguardistas que huían del inmovilismo, así como de toda norma segura o estable. Esto sucedió no solo en las manifestaciones artísticas de la pintura o la escultura, sino también en las obras literarias y, especialmente, en las composiciones poéticas. De este modo, artistas como Picasso, Miró, Dalí o Tàpies jugaron y ensayaron con elementos físicos y psíquicos contribuyendo con sus obras, como es el caso de Tàpies, por ejemplo, al movimiento informalista. Hubo una gran explosión de creatividad plasmada en trabajos que utilizaban diversas técnicas como la litografía, el grabado, la serigrafía y, cómo no, la pintura y la escultura. En la actualidad, las obras de estos grandes genios del siglo XX son el orgullo de toda subasta de arte online de élite. Contar con sus piezas y obras gráficas, y ofrecerlas facilitando su compra-venta, es motivo de satisfacción para los profesionales de las subastas, expertos y coleccionistas.

Una de las principales tendencias pictóricas del inmovilismo europeo la constituyó la pintura matérica que se extendió por el continente después de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de pintura abstracta que incorpora a los cuadros cualquier tipo de material poco usual como chatarra, madera, vidrio, arena, trapos, papel, serrín, yeso, etc. Además, el pintor altera y “destruye”, por así decirlo, ciertas zonas de cuadro, rayándolas y realizando cortes, incisiones o perforaciones. Para la creación, el pintor no solo utiliza un pincel sino cualquier otro elemento, incluso su propia mano. Las posibilidades expresivas, al no haber límites en los materiales,  se disparan entonces ganando en texturas, formas y relieves.

Tras la vinculación con el movimiento dadaísta y el art brut, Tápies se inclina y se vincula a la pintura matérica de una forma personal, psicológica, anímica y racional (por su especial simpatía con las filosofías orientales que propugnan la unión de la persona con la naturaleza y la armonía, así como la unidad de toda la materia cósmica), sin renunciar, por supuesto, a lo abstracto. Ya superada la mitad del siglo XX, Tàpies comienza utilizando tierras de colores, arena y mármol.

Las pinturas matéricas de Antoni Tàpies, por tanto, contienen una materia que no solo es el medio de expresión artística sino que forma parte de la misma obra, del mismo fin, del mismo mensaje. En otro sentido, ya lo dijo el poeta Huidobro: “no cantéis a la rosa/ hacedla florecer en el poema”. Forma, materia, lenguaje y concepto se funden en la obra de este magnífico artista.

A través de su pintura matérica, Tápies desvaloriza lo ideal y ensalza toda realidad desdeñada, baja, informe, pobre e, incluso, repulsiva. Tanto los colores grisáceos en los fondos, como la ausencia de brillos, pasando por los marrones, ocres, negros y blancos, simulan la apariencia pétrea y evocan la imagen de los muros. Para ello, aplica, en primer lugar, el barniz. Sin dejarlo secar, adhiere a la superficie arena, polvo de mármol, pigmentos y otros materiales. Por último, fija la pintura en algunas zonas. Una vez seco todo lo superficial, se agrieta y aflora a la vista el componente estructural de la obra. En muchas ocasiones, el artista procede a realizar raspaduras sobre la pintura. Algunos ejemplos de esta ingente obra son: “Forma negra sobre cuadrado gris”, “Tierra y pintura”, “Relieve con cuerdas”, “El grito amarillo y violeta”, “Pintura rosa y azul”, etc.

La creación artística de Tápies ha sido muy extensa, muchos los premios que recibió y no pocas las exposiciones gracias a las cuales se ha podido disfrutar de sus obras. Pero si hay algún pintor que ha elevado la pintura matérica a su máximo potencial creador y expresivo, ese ha sido, sin duda, Antoni Tápies.

Fdo. María Luisa Sánchez Vinader