Los paisajes de Montserrat Casacuberta
CasacubertaMontserrat Casacuberta. ¨La casa de los eucaliptus¨. Litografía 97/99 (2001)
Los paisajes de Montserrat Casacuberta están llenos de agua, color y esencia del Mediterráneo. Composiciones simples que se nutren del mar y de la naturaleza, los paisajes de Montserrat Casacuberta están imbuidos de luz cegadora y de cielos emborronados por la cálida niebla de los días de verano.
Montserrat Casacuberta. ¨Barnils¨. Litografía 46/100 (2000)
Admirar un paisaje de Montserrat Casacuberta es sumergirse en una escena de tranquilidad donde el silencio se rompe por el suave sonido de las olas, no hay alboroto capaz de perturbar el rumor de las hojas acariciadas por el viento.
Montserrat Casacuberta. ¨Montgrí¨. Litografía 95/99 (2002)
Atmosferas serenas que al igual que las estaciones dotan de delicada belleza las playas de nuestra costa, a veces abrupta, otras sinuosas. Momentos detenidos en la calma de los trazos sinceros que no pretender romper ni siquiera la sequedad del lienzo.
Montserrat Casacuberta. ¨Verano III¨. Litografía III/XXVI (2001)
Montserrat Casacuberta es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, aunque con anterioridad había sido alumna de O. Kurtz, G. Muñoz y J.M. Pinto. Compagina su actividad artística junto a la docencia en BAU, Centro Universitario de Diseño de Barcelona donde imparte las clases de Dibujo y Color.
Montserrat Casacuberta. ¨Juncos¨. Litografía 33/100 (2000)
Los paisajes de Montserrat Casacuberta son de tal cotidianidad que casi diríamos tener la certeza de haber estado ahí, con ella, entre flores y pinos, entre sal y piedras. Un universo pictórico lleno de miradas íntimas, discretas, de sensibilidad figurativa, donde se prescinde de las figuras para dar paso a la tierra y al mar.
Montserrat Casacuberta. ¨Vistas al mar¨. Litografía 8/99 (2002)
Espacio para albergar pensamientos, así son las litografías que acompañan este artículo. Igual que los espacios de luz tienen su espacio para albergar la sombra. Pinceladas verdes, azules y ocres llenas de las sustancias con la que se forman las nubes y los instantes que se viven con total plenitud.
Montserrat Casacuberta. ¨Paisaje con cipreses¨. Litografía 34/100 (2000)
Con toda la tranquilidad del mundo, Montserrat Casacuberta consigue que el color azul transmita deseos de bañarse en el agua, que el verde huela a bosque, césped o flores, con una fragancia eterna que no se diluye con el paso de las horas.
Montserrat Casacuberta. ¨Paisaje con faro¨. Litografía VII/XXVI (2001)
Un descanso para la vista, para nuestros sentidos saturados de información, una visión capaz de desintoxicar el exceso de estímulos y relajar el espíritu. Caminos difuminados que no hay que seguir y que acaban formando parte de la alquimia del arte.
Montserrat Casacuberta. ¨Flor violeta¨. Litografía 87/99 (2002)
Una verdad desnuda, plausible, real, pero que te traslada al mundo onírico de los sueños, donde no necesitamos nada para que sucedan las más increíbles aventuras, tan sólo dejarnos llevar, fluir por caminos desdibujados, cielos con bruma, paisajes de luz y olas con espuma.
Montserrat Casacuberta. ¨Mimosa en Terraza¨. Litografía 80/99 (2002)
Paisajes velados de nuestra consciencia, límpidos y veraces, con tonalidades discretas. Su obra se inspira en los paisajes de nuestra geografía, ávida de una intimidad que sólo el alma de una artista tiene permiso para explorar.
Montserrat Casacuberta. ¨Cerca del Delta¨. Litografía 80/99 (2001)
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